Vamos a entenderlo por medio de una historia, pero tranqui, más abajo te lo respondemos de una forma explícita:
En un pueblo antiguo, rodeado de imponentes montañas y vastos campos verdes, vivía un artesano llamado Lucas. Lucas era conocido en todo el pueblo por sus habilidades para tallar exquisitas figuras de madera. Cada una de sus creaciones era única y tenía un encanto especial que atraía a quienes las veían.
Un día, Lucas decidió abrir una pequeña tienda para exhibir y vender sus obras maestras. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que en el pueblo también había otros artesanos talentosos que ofrecían productos similares. Se enfrentaba al desafío de diferenciarse y destacar en medio de la competencia.
Reflexionando sobre cómo destacar entre los demás, Lucas recordó una conversación que había tenido con un anciano sabio años atrás. El anciano le había enseñado que la clave para sobresalir radicaba en encontrar su singularidad, en descubrir qué lo hacía diferente y especial.
Con esta idea en mente, Lucas decidió concentrarse en su amor por la naturaleza y su conexión con las raíces del pueblo. Comenzó a crear esculturas que representaban la belleza de los árboles antiguos, los ríos cristalinos y los animales que habitaban en los bosques cercanos. Cada pieza reflejaba su profundo respeto por el entorno natural y su deseo de preservarlo para las generaciones futuras.
Al presentar sus nuevas creaciones en la tienda, Lucas no solo exhibió su habilidad artística, sino también su pasión por la naturaleza y su compromiso con la conservación del medio ambiente. Esta combinación única de talento y valores resonó con la gente del pueblo, que apreciaba no solo la belleza de las esculturas, sino también el mensaje que transmitían.
Pronto, la tienda de Lucas se convirtió en un destino popular para aquellos que buscaban piezas de arte con un significado más profundo. Su reputación creció más allá de las fronteras del pueblo, y sus esculturas comenzaron a ser apreciadas en otras ciudades y pueblos cercanos.
De esta manera, Lucas logró posicionarse como un artesano distinguido y respetado, no solo por su habilidad técnica, sino también por la autenticidad y el propósito detrás de sus obras. Su historia se convirtió en un ejemplo de cómo el posicionamiento adecuado puede llevar a un artista a alcanzar nuevas alturas y dejar una marca duradera en el mundo.
Es el lugar que ocupa tu marca en la mente y corazón de tú público.
Es lo que dicen de tu marca cuando tú no estás para contarlo.
Es la promesa de valor única que ofreces y que te hace amado por tu público objetivo.
Es la razón por la que te eligen.
Para lograrlo se necesita de diversos ingredientes:
En resumen, el posicionamiento es el principal objetivo por el cual se trabaja la marca y es fundamental para el crecimiento sostenible y sustentable del negocio. Pues una marca que se sostiene, es una marca que perdura en el tiempo y si se sostiene es porque genera ventas y crecimiento a través del tiempo.
Recuerda, el posicionamiento de marca no es estático; requiere atención constante y adaptación para mantenerse relevante en un mundo en constante cambio.
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